By: Lazaro Maisler
En el mundo del fundraising, medimos cada vez más. Abrimos dashboards, miramos reportes, comparamos cifras… pero muchas veces, lo que hacemos no es analizar: es acumular datos sin contexto. Y eso, lejos de ayudarnos, puede confundirnos.
El desafío no está en medir, sino en saber qué mirar y para qué. Porque no todas las mediciones sirven para lo mismo: hay métricas, indicadores y KPIs, y entender la diferencia es clave para que los números dejen de ser decoración y se vuelvan brújula.
1. Métricas: los números que describen
Las métricas son datos simples, los que cualquier sistema nos entrega sin esfuerzo: la cantidad de correos enviados, los clics en un botón, los seguidores nuevos, las visitas al sitio, los formularios completados.
Nos dicen qué pasó, pero no qué significa. Tener una alta tasa de apertura en una campaña de email, por ejemplo, puede ser una buena noticia… o no. Porque si nadie dona después, el impacto es solo aparente.
2. Indicadores: cuando los datos se conectan
Un indicador nace cuando combinamos métricas y les damos contexto. La tasa de conversión (personas que donan entre quienes hicieron clic) o la retención de donantes (quienes siguen dando mes a mes) ya cuentan una historia diferente: no hablan solo de volumen, sino de eficacia.
Son el primer paso para entender si estamos tomando buenas decisiones. Por ejemplo:
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Si tenemos una alta apertura de correos pero baja conversión, el problema no es el asunto, sino el mensaje o el pedido.
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Si tenemos muchos nuevos donantes, pero una retención baja, el problema no está en captar, sino en fidelizar.
Los indicadores nos ayudan a detectar desajustes entre lo que queremos lograr y lo que realmente está pasando.
3. KPIs: los números que cambian decisiones
Los KPIs (Key Performance Indicators) son otra liga. No todos los indicadores son KPIs: solo aquellos que están directamente vinculados a los objetivos estratégicos de la organización. Un KPI sirve cuando, al verlo, puedes actuar. Algunos ejemplos claros en fundraising:
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Costo de adquisición (CAC): cuánto invertimos para conseguir un nuevo donante.
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Valor de vida del donante (LTV): cuánto aporta a lo largo de su relación.
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Retorno sobre la inversión (ROI): cuánto generamos por cada peso invertido.
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Tasa de conversión por canal: qué canal realmente funciona para captar o fidelizar.
Un buen KPI no se mide por curiosidad: se mide para tomar decisiones concretas (redirigir presupuesto, ajustar mensajes o cambiar estrategias).
4. Conectar los puntos
Los datos aislados no sirven. Lo que importa es cómo se cruzan. Una organización que mide bien es aquella que logra leer relaciones:
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Entre costo y valor del donante.
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Entre engagement y retención.
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Entre visibilidad y conversión real.
El verdadero aprendizaje surge cuando los números se cruzan con preguntas: ¿Estamos pidiendo bien? ¿En el momento correcto? ¿Por el canal adecuado?
5. Medir no es rendir cuentas: es aprender
Medir no debería ser un requisito administrativo ni una obligación de reporte. Debería ser una herramienta para aprender, ajustar y crecer. Porque lo importante no es tener todos los datos, sino tener los datos que mueven decisiones.
En in2action creemos que los datos no reemplazan la intuición: la vuelven más precisa. Por eso, ayudamos a las organizaciones a construir sistemas de medición que sirvan para lo que realmente importa: tomar mejores decisiones, con impacto real y humano. Porque innovar es importante y necesario, pero asegurarnos de que las bases estén bien cimentadas es lo que realmente hace la diferencia.
¿Tu organización mide lo suficiente como para decidir con confianza… o todavía está adivinando con los datos equivocados?
Déjanos un mensaje. Podemos ayudarte a mejorar lo que ya estás haciendo o a repensarlo desde otra mirada. En in2action acompañamos a organizaciones de todo el mundo a recaudar más y mejor.

