Del desafío a la oportunidad

Por Carla Ginobili

Muchas organizaciones se enfrentan al desafío de iniciar alianzas con empresas, encontrar la forma de presentar su causa de manera convincente, establecer contactos y abordar a posibles colaboradores. A menudo, les resulta difícil mostrar sus proyectos o hablar “el idioma de las empresas”.

Mi experiencia en in2action y en la Cámara Argentina de Arándanos me ha permitido trabajar con una variedad de organizaciones de la sociedad civil, tanto a nivel nacional como internacional. Comprendo la dinámica de funcionamiento de las ONGs y el mundo del sector de la sociedad civil. Además, provengo del sector privado y tengo formación en administración de empresas. Desde 2016, ocupo el cargo de gerente en la Cámara Argentina de Arándanos, donde implementamos una estrategia social nacional enfocada en la prevención del trabajo infantil y la promoción de la educación.

Nuestro camino no fue fácil. Cuando el sector comenzó a ser denunciado por casos de trabajo infantil, nos dimos cuenta de que no teníamos los conocimientos necesarios ni la experiencia para abordar adecuadamente esta problemática social. A pesar de ser empresas exportadoras, en su mayoría pymes, carecíamos de departamentos de relaciones institucionales, responsabilidad social empresaria y programas educativos o sociales para la comunidad. Las acciones que realizábamos eran aisladas y puntuales, como capacitaciones o campañas de concienciación, pero no constituían una estrategia integral.

En 2017, recibimos la llamada de la Fundación DyA (Fundación Desarrollo y Autogestión), una organización latinoamericana que aplicaba a un concurso para un proyecto relacionado con incidencia en políticas públicas para erradicar el trabajo infantil en el agro argentino y buscaban un socio del sector productivo para abordar un proceso de 3 años para trabajar en terreno la problemática. Para nosotros al principio fue raro, nos costó la dinámica y el abordaje, pero entendimos que podía ser una oportunidad.

Durante el primer año, diseñamos conjuntamente la estrategia a seguir. La participación del Estado en las distintas localidades fue esencial para brindarle sostenibilidad y estabilidad a la estrategia. En talleres participaron cosecheros, encargados de campo y empaque, capataces, empresas de servicio, proveedores, productores y transportistas. También se invitó al Estado Nacional, ya que somos parte de la red de empresas contra el trabajo infantil, dependiente del Ministerio de Trabajo de la Nación. Su experiencia y conocimiento en la temática fueron invaluables, ya que había terminología y sensibilidades que debíamos abordar con cuidado. Todos los mensajes, campañas de comunicación y materiales gráficos fueron consensuados y trabajados con ellos.

A medida que avanzábamos en la implementación y mostrábamos resultados concretos, comenzamos a atraer nuevos aliados. Presentamos el proyecto a diferentes instancias y obtuvimos financiamiento de organismos estatales, como el gobierno provincial y nacional, y de instituciones mixtas como el RENATRE (Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores). También compartimos información, campañas y materiales con otras empresas que forman parte de la red de empresas contra el trabajo infantil. Actualmente, contamos con el apoyo de empresas que no pertenecen al sector de los arándanos. Además, estamos buscando oportunidades de financiamiento internacional, ya que esta iniciativa ha adquirido valor en los mercados internacionales.

Es importante destacar que el presupuesto destinado al proyecto social ha crecido significativamente, superando al presupuesto de la Cámara para asuntos comerciales y productivos. Nuestra estrategia se ha vuelto más grande que nuestra propia organización, generando visibilidad, impacto y contagio positivo. Hemos roto el círculo vicioso en el que el sector estaba estigmatizado por la temática del trabajo infantil y lo hemos convertido en una oportunidad para transformar nuestro modelo de negocios en uno sostenible, centrado en la promoción de la educación. Hoy en día, somos un sector pionero en el país, alineados con el Plan Estratégico de Erradicación del Trabajo Infantil Nacional y contribuimos a la Alianza 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Nuestra iniciativa ha sido reconocida como una de las actividades nacionales que aporta a dicha meta.

A lo largo de estos años, hemos logrado certificar el 57% de la producción de arándanos en Argentina bajo un sistema de cumplimiento social. Además, hemos establecido cinco centros de cuidado y dos puntos jóvenes, llegando a más de 500 familias en las comunidades productoras. Nuestro proyecto ha recibido una inversión considerable, con un presupuesto actual de casi 300,000 dólares, y ha generado un impacto a nivel nacional.

Este es un ejemplo de cómo abordamos una temática compleja, sensible y multicausal. Inicialmente, el sector fue acusado de emplear mano de obra infantil, pero logramos convertir una amenaza en una oportunidad. A través de una gestión asociada con una ONG y otros aliados, hemos logrado reposicionarnos a nivel nacional e internacional. Ahora, nuestro desafío es mantener y fortalecer este círculo virtuoso.