By: Lazaro Maisler
Hace casi 20 años, en mi primera capacitación del ABC del Fundraising para AEDROS (la Asociación de Ejecutivos en Desarrollo de Recursos de Argentina), una de las primeras cosas que les decía a los participantes era: ‘Hay que diversificar las fuentes de ingresos. No pongas todos los huevos en una sola canasta.‘
En ese momento, hablaba desde la teoría y la experiencia de colegas que llevaban años en el sector. Hoy, después de conversar con varios de ellos en la región, esa lección resuena en mi cabeza más que nunca. Muchos están preocupados porque fuentes de financiamiento importantes se están cerrando, y eso les está generando incertidumbre.
La diversificación no es solo una buena práctica; es una necesidad estratégica. Cuando una fuente de ingresos se cierra, las organizaciones que han apostado por una sola canasta quedan en una posición vulnerable. En cambio, aquellas que han diversificado pueden seguir adelante, adaptarse y encontrar nuevas oportunidades.
Hace unos años, trabajé con una organización que dependía casi exclusivamente de fondos gubernamentales. Cuando esos fondos se redujeron drásticamente, la organización se encontró al borde del colapso. Fue entonces cuando decidimos implementar una estrategia de diversificación. Comenzamos a explorar nuevas fuentes de ingresos, como donaciones individuales, alianzas con empresas locales y eventos de recaudación de fondos. El proceso no fue fácil, pero los resultados fueron transformadores. Hoy, esa organización no solo ha recuperado su estabilidad financiera, sino que también ha ampliado su impacto y fortalecido su misión.
Este caso no es único. En mi experiencia particular y trabajando en in2action, he visto cómo la diversificación puede marcar la diferencia entre la supervivencia y el colapso de una organización. Pero, ¿por qué es tan crucial?
-
- En primer lugar, reduce el riesgo. No depender de una sola fuente protege a las organizaciones de cambios políticos, económicos o sociales.
- En segundo lugar, fomenta la innovación. Buscar nuevas fuentes de ingresos impulsa la creatividad y la adaptabilidad.
- Y en tercer lugar, fortalece la autonomía. Las organizaciones diversificadas tienen mayor control sobre su futuro.
En un mundo cada vez más impredecible, la diversificación no es una opción; es una obligación estratégica. Lo decía hace más de una década, lo sostengo hoy y lo seguiré repitiendo: no se puede apostar a una sola fuente.
Estas semanas, mientras me invitaban a dar un nuevo ABC y hablaba con colegas de varias partes de Latinoamérica, me di cuenta de que esta lección sigue siendo tan relevante como siempre. Las preocupaciones que compartimos no son nuevas, pero el contexto actual las hace más urgentes que nunca.